Viajar a Chile, durante años una opción frecuente para los mendocinos que buscaban compras convenientes y un respiro distinto, se convirtió en un lujo que ya no todos pueden afrontar. La suba del dólar y la ampliación de la brecha cambiaria golpean de lleno a quienes cruzan la cordillera, generando preocupación en familias y comerciantes.
Hasta hace un tiempo, llenar el auto de productos básicos, aprovechar precios en indumentaria o programar un fin de semana en Viña del Mar resultaba más accesible que comprar en Mendoza. Hoy, el panorama cambió drásticamente: los gastos en pesos chilenos, al convertirlos a la cotización argentina, terminan por triplicar o cuadruplicar lo que se pagaba hace apenas unos meses.
La situación no solo afecta a los viajeros habituales. Empresas de transporte de pasajeros registran una caída en las reservas, mientras que casas de cambio locales confirman que la demanda de pesos chilenos se desplomó. Incluso, algunos mendocinos que ya tenían reservado alojamiento debieron replantear sus planes y cancelar viajes.
La preocupación se refleja en testimonios cotidianos. Familias que antes viajaban al menos una vez al año ahora calculan con detalle cada gasto, desde la nafta hasta la comida diaria, y concluyen que ya no les resulta conveniente. “Lo que antes era ahorro, ahora es pérdida”, resumen varios de los consultados.
La brecha cambiaria es el principal factor detrás de este encarecimiento. La diferencia entre la cotización oficial y las alternativas para conseguir dólares obliga a muchos a pagar más de lo esperado al momento de cubrir gastos en Chile. A eso se suma la inflación local y la pérdida de poder adquisitivo en Mendoza, que agravan la sensación de que la escapada se volvió inalcanzable.
El impacto en el comercio mendocino no tarda en sentirse. Aquellos locales que tradicionalmente veían mermar sus ventas por la “fuga” de consumidores hacia el otro lado de la cordillera ahora recuperan clientela. Sin embargo, el costo de vida en alza en la provincia también limita ese beneficio.
Los especialistas en turismo regional señalan que la tendencia podría consolidarse: menos mendocinos viajando a Chile y más foco en el consumo local. Al mismo tiempo, advierten que la situación es cíclica y que, si el tipo de cambio vuelve a estabilizarse, la corriente de viajes podría reactivarse.
Por ahora, el escenario es claro: viajar a Chile cuesta mucho más que antes y la incertidumbre económica convierte esa costumbre en un desafío que no todos están dispuestos a enfrentar. La preocupación se instaló y los planes familiares ya no incluyen tan fácilmente la frontera como alternativa de descanso o consumo.