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    Comer y sentir culpa: por qué pasa y cómo manejarlo sin dejar de disfrutar

    Comer y sentir culpa es una experiencia más frecuente de lo que parece. Muchas personas, luego de una comida, especialmente si incluye “permitidos”, sienten remordimiento, vergüenza o frustración. Pero ¿por qué pasa esto? ¿Es un problema de autocontrol o hay algo más profundo? Entender este patrón es clave para cambiarlo y aprender a comer sin castigo.


    ¿Por qué comer y sentir culpa se vuelve un hábito?

    El acto de comer debería ser placentero, pero en muchas personas se convierte en una fuente de angustia. Estas son algunas razones:

    • Cultura de la dieta: vivimos en una sociedad que asocia la delgadez con éxito y salud.
    • Mensajes contradictorios: se celebra la comida en redes, pero se juzga el cuerpo en la vida real.
    • Relación emocional con la comida: muchas veces se come por estrés, ansiedad o tristeza.
    • Restricción excesiva: prohibirse ciertos alimentos puede llevar a atracones y culpa posterior.

    Comer y sentir culpa se alimentan mutuamente: cuanto más nos restringimos, más posibilidades hay de romper esa restricción y luego castigarnos emocionalmente.

    comer y sentir culpa

    Cómo dejar de comer y sentir culpa

    Superar este ciclo no es fácil, pero sí posible. Estos consejos pueden ayudarte:

    1. Revisá tus creencias alimentarias

    Muchas veces comemos con culpa porque creemos que ciertos alimentos son «malos». Cambiar esa narrativa es clave.

    • No existen alimentos buenos o malos.
    • La alimentación saludable es flexible, no perfecta.
    • Permitirte disfrutar también es autocuidado.

    2. Escuchá a tu cuerpo

    Practicar la alimentación intuitiva es una gran herramienta:

    • Comé cuando tengas hambre, no por ansiedad.
    • Pará cuando estés satisfecho, no cuando estés lleno al máximo.
    • Observá cómo te hace sentir cada comida, sin juicio.

    3. Registrá tus emociones

    Cuando comas y sientas culpa, preguntate:

    • ¿Qué emoción quería calmar al comer?
    • ¿Estoy siendo demasiado exigente conmigo?
    • ¿Qué me diría un amigo si se sintiera así?

    El objetivo no es evitar emociones, sino entenderlas.

    comer y sentir culpa

    4. Buscá acompañamiento profesional

    Si comer y sentir culpa es algo que afecta tu vida diaria, lo mejor es hablar con un:

    La mirada profesional puede ayudarte a sanar desde la raíz.


    Comer y sentir culpa no tiene que ser tu normalidad

    Podés volver a disfrutar de la comida sin que se convierta en un campo de batalla interno. Comer y sentir culpa no es una condena, sino una señal de que algo merece ser revisado. Escucharte, dejar de exigirte perfección y buscar acompañamiento si lo necesitás puede ser el primer paso hacia una relación más saludable con la comida… y con vos mismo.

    comer y sentir culpa

    ¿Te pasó alguna vez sentir culpa después de comer?
    Contanos en los comentarios cómo lo vivís o qué estrategias te ayudan. Tu experiencia puede ayudar a otros.

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