Godoy Cruz empató 1 a 1 frente a Instituto y la sensación no fue de conformidad: el técnico se despachó con autocríticas contundentes que sorprendieron. “Fue una vergüenza imperdonable”, dijo sin contemplaciones, y apuntó directamente al desempeño del equipo en el primer tiempo.
El partido comenzó torcido: errores defensivos, imprecisiones en el mediocampo y falta de conexión entre líneas. El rival aprovechó y anotó primero. Pero el Tomba reaccionó en el complemento, equilibró y consiguió el empate. Pese al resultado, el DT consideró que el rendimiento general fue pobre.
“Este tipo de partidos no se pueden regalar. No me sirve buen segundo tiempo si regalamos el primero”, arremetió el estratega. Para él, la falta de intensidad, concentración y audacia definió el rumbo. Y advirtió que en el torneo no habrá espacio para actitudes tibias.
Las estadísticas aportan datos fríos: un porcentaje de posesión bajo, disparos al arco moderados y un claro descenso en eficacia ofensiva. Las pérdidas de balón en zonas peligrosas fueron recurrentes. El rival, con menos volumen, aprovechó cada descuido.
Para corregir ese contexto, el entrenador adelantó cambios tácticos: reforzar el mediocampo, exigir más recuperación rápida y fomentar agresividad en los primeros minutos. También anticipó rotaciones en el plantel y exigencia de mayor entrega física.
Para los hinchas, el empate sabe a poco. El club lucha por posicionarse entre los mejores y perder puntos en casa puede pasar factura. En redes sociales, las críticas explotaron: faltó carácter, ambición y claridad institucional. Algunos referentes del plantel salieron a minimizar el trago amargo, prometiendo trabajo y reacción.
Desde la dirigencia también esperan que el equipo reaccione rápido. Tienen claro que los próximos partidos pueden definir mucho del rendimiento final. Hay urgencia: nada de conformismos, dicen en el entorno interno.
Este cruce ante Instituto deja lecciones: partidos se ganan con convicción desde el arranque, no solo con orgullo en el complemento. El Tomba debe ajustar mentalidad y mecanismos si no quiere descolgarse. Y el entrenador, con sus declaraciones filosas, dejó claro que la complacencia no será tolerada.