Parecen troncos de leña, combustionan de forma similar y generan calor, pero son panes de la empresa Biot que están hechos de residuos de la industria alimenticia y, para su elaboración, no se tala ningún árbol. Se trata de panes de orujo —el desecho de la fruta— que forman parte de la economía circular y son utilizados como una opción de bajo impacto ambiental para calefaccionar o cocinar.
Biot es un emprendimiento de Neuquén que aprovecha los residuos de peras y manzanas que descartan las sidreras y los procesa para crear biotroncos.

El veterinario es oriundo de la ciudad bonaerense de Tres Arroyos, pero hace 25 años que se instaló en la provincia de Neuquén. Al principio comenzó usando el orujo como alimentación animal, pero luego conoció a personas de la zona que utilizaban el residuo de la manzana y la pera como calefacción y en hornos de ladrillo. “Yo no podía creer que se usara para eso”, admite. Entonces, en 2012 tuvo una idea, que pronto se transformó en un desafío.
Este proyecto no solo cuida a millones de árboles, sino que también les permite a miles de personas cocinar y calefaccionar sus hogares sin talar árboles, además de cuidar nuestro ambiente.
El proceso de un desafío
Primero decidió enviar una muestra al INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) para conocer qué tipo de energía tenía. “Cuando me vino el informe del poder energético del orujo, me di cuenta de que es energía y que había que transformarla en leña. Ahí empezó el desafío de cómo hacer de esa sopa, un pan o un `tronco´ de orujo de fruta, que no era fácil, porque nadie lo hacía”, afirma.
El poder calórico del Biot es de 4254 kilocalorías, es decir, es superior al de las maderas. En comparación, por ejemplo, el quebracho tiene entre 3700 y 4000 kilocalorías y el caldén, entre 3900 y 4200.
El circuito es simple. El orujo, cuya consistencia es similar a la sopa espesa o al locro, es transportado en camiones volcadores desde una planta juguera o sidrera hasta la chacra de Aramberri en Neuquén. “Con tal de desprenderse del orujo, que es un residuo, las sidreras y jugueras te lo dan”, aclara y explica que él solo se hace cargo del flete.