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    Las heladas golpean Mendoza y podrían dañar cosechas; descubre qué cultivos están en riesgo y soluciones posibles.

    En la madrugada de los últimos días, Mendoza sufrió heladas que no se esperaban con tanta intensidad. Zonas que suelen recibir temperaturas templadas en esta época, especialmente en los valles del este y sur provincial, amanecieron con pisos térmicos por debajo de lo habitual. Los agricultores advierten: varios cultivos sensibles están al límite.

    Según los informes del Departamento de Agricultura provincial, viñedos jóvenes, frutales de hoja fina y hortalizas localizadas en zonas bajas podrían haber sufrido daño parcial del tejido foliar. Esto impacta directamente en la producción: hojas quemadas, frutos afectados o abortados, y retrasos en el crecimiento. Algunos productores ya reportan pérdidas parciales del 10 % al 20 % en ciertas parcelas.

    El fenómeno climático fue potenciado por cielos despejados y una masa de aire frío estacionaria proveniente del sur, que favoreció la radiación térmica nocturna. A esto se suma que varios campos no disponían de sistemas antihelada (aspersores de riego, ventiladores, calefactores). Esa falta de protección en cultivos estratégicos generó alarma entre cooperativas y asociaciones agrícolas.

    Para evaluar el alcance del daño, técnicos del Ministerio de Economía y de Agricultura están recorriendo fincas. Informan que, aunque el daño no es homogéneo, el panorama es preocupante: algunas parcelas podrán recuperarse con poda y manejo, otras deberán ser resembradas. Además, las pérdidas pueden repercutir a mediano plazo: menor producción de uvas para vino, menor capacidad de fruta de exportación, y costos adicionales para replantar o proteger cultivos.

    Las autoridades ya analizan medidas de asistencia: créditos blandos, subsidios en insumos, o apoyo técnico para replantado. Pero muchos productores sienten que la respuesta estatal llega con demora, y piden agilización para no agravar la crisis.

    La helada no solo golpea el bolsillo productivo: impacta en las expectativas de empleo rural, precios futuros en mercados locales y nacionales, y la confianza para invertir en esta temporada. Si bien algunas parcelas podrán recuperarse, esta advertencia climática obliga a reforzar sistemas de monitoreo y protección en próximos inviernos y primaveras.

    Este episodio revela una vulnerabilidad estructural: en Mendoza, aún no todos los productores están preparados para extremos climáticos. Y ahora, con el inicio de la temporada crítica, cada día cuenta.

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