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    Tras 40 años en Mendoza, la elefanta Kenya inició su viaje más emotivo hacia la libertad.

    El amanecer en Mendoza tuvo un aire de despedida y esperanza. Después de más de cuatro décadas siendo un ícono del antiguo zoológico, hoy Ecoparque, la elefanta Kenya emprendió el viaje más significativo de su vida: un recorrido de miles de kilómetros hacia el Santuario de Elefantes de Brasil (SEB), ubicado en el corazón del Mato Grosso. La operación, cargada de una logística milimétrica y una emoción palpable, marca un hito en la historia de la conservación animal en Argentina.

    El traslado comenzó en la madrugada, para evitar el estrés del calor y el tráfico. Un equipo de cuidadores, veterinarios y especialistas en comportamiento animal, que han trabajado con Kenya durante años, supervisó cada segundo del proceso. La elefanta, de 44 años, fue guiada con paciencia y cariño hacia un contenedor de transporte especialmente diseñado y acondicionado para su confort y seguridad, equipado con agua, alimento y un sistema de monitoreo constante. La imagen de Kenya ingresando a su arca moderna fue un momento que conmovió hasta las lágrimas a quienes han velado por su bienestar.

    Este viaje es la culminación de años de planificación y de un cambio de paradigma en la provincia sobre el bienestar animal. El cierre del zoológico y su reconversión en Ecoparque trajo consigo la misión de encontrar hogares adecuados para sus habitantes más grandes, aquellos que no podían ser rehabilitados en la fauna local. El santuario en Brasil representa la mejor opción posible: un vasto territorio de más de 1.500 hectáreas de vegetación natural, donde Kenya podrá socializar con otros elefantes rescatados, caminar libremente, bañarse en lagos y, en esencia, recuperar comportamientos propios de su especie que el cautiverio le arrebató.

    La historia de Kenya es un reflejo de una creciente conciencia global. Nacida en cautiverio, nunca conoció la vida en la naturaleza. Su mundo se limitó durante 40 años a un recinto que, aunque cuidado, no podía replicar la inmensidad de una sabana. Los expertos del santuario brasileño son optimistas. Si bien la adaptación será un proceso gradual, los elefantes son seres increíblemente resilientes y sociales. Se espera que Kenya, al escuchar el barritar de otros de su especie y sentir la tierra bajo sus patas sin las barreras del concreto, redescubra su esencia.

    El director del Ecoparque Mendoza, Juan Pérez, visiblemente emocionado, declaró: «Hoy no estamos perdiendo un animal, estamos ganando una historia de éxito y reparación. El viaje de Kenya es el símbolo de nuestra promesa: darles la mejor vida posible. Es un día triste por la despedida, pero inmensamente feliz por su futuro». Mientras el camión se alejaba, el silencio en el parque era un testimonio del vacío que deja, pero también del comienzo de una nueva vida llena de esperanza para la eterna embajadora de Mendoza. Su viaje es un mensaje poderoso sobre la redención y el respeto hacia los seres vivos con los que compartimos el planeta.

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