Tras meses de cautela y parálisis inversora, el mercado del Ladrillo en Mendoza está mostrando signos inequívocos de recuperación, inyectando una gran esperanza en el sector de la construcción. La estabilidad relativa del dólar en el último mes y la menor incertidumbre política post-electoral han reactivado el apetito inversor, que tradicionalmente ve en el ladrillo un refugio de valor seguro.
El dato clave que confirma esta esperanza es el aumento del 30% en las consultas de terrenos para construcción y de preventa de departamentos en zonas estratégicas como Guaymallén, Luján de Cuyo y el Oeste de la Ciudad. Los inversores mendocinos están volviendo a comprar con el objetivo de resguardar capital frente a la inflación y especular con la futura valorización en dólares de las propiedades.
El ladrillo ha sido históricamente la inversión preferida del argentino conservador, y este repunte es una señal de que la confianza en el futuro económico del país está mejorando. La esperanza también se sustenta en la posible reactivación de los créditos hipotecarios indexados (UVA o ajustables por salario), que podrían inyectar liquidez al mercado.
El impacto de la recuperación del ladrillo es inmediato y positivo para la economía de Mendoza. El sector de la construcción es un gran generador de empleo, y este impulso se traduce en más puestos de trabajo para obreros, albañiles, arquitectos e ingenieros.
La esperanza es que este impulso no sea un fuego de artificio, sino el inicio de un ciclo virtuoso. El ladrillo en Mendoza no solo representa una inversión, sino un termómetro de la confianza. Su recuperación es una señal de que la provincia está lista para construir un futuro más estable, un motivo de gran esperanza para todos los mendocinos.




