La Guerra comercial entre Estados Unidos y China, que parecía centrarse en chips y tecnología, ha tomado un giro inesperado que pone a Argentina en el medio de una Tensión geopolítica. El detonante es un producto argentino clave, esencial para la alimentación animal y humana, que ambas potencias buscan asegurar su suministro para dominar el mercado global.
El gap de curiosidad es la identidad del producto y las medidas de represalia. El producto argentino clave en disputa es la soja y sus derivados, que Argentina exporta masivamente a China. La Tensión surge porque Estados Unidos acusa a China de prácticas desleales para acaparar la producción sudamericana, mientras que el país asiático responde con amenazas de aranceles a productos norteamericanos, afectando la estabilidad del precio internacional del commodity.
La promesa de valor de esta nota es la explicación del impacto local. Para Mendoza y Argentina, esta Tensión tiene dos caras: por un lado, una posible subida del precio del dólar «soja» inyectaría liquidez al Banco Central, generando un alivio pasajero. Por otro lado, la Guerra comercial podría distorsionar completamente los mercados, dificultando la planificación económica y aumentando la volatilidad interna. El producto argentino clave se convierte en moneda de cambio en una disputa ajena.
Box Diario consultó a economistas locales que advierten sobre la necesidad de que Argentina mantenga una postura neutral y no se alinee con ninguna de las potencias, ya que cualquier movimiento en falso podría resultar en sanciones o en la pérdida de un mercado crucial. La Tensión global nos obliga a ser extremadamente cautelosos en nuestra política exterior.
La Guerra comercial es un recordatorio de que la economía argentina está profundamente entrelazada con las grandes fuerzas mundiales. El producto argentino clave es el nuevo epicentro de la Tensión, y los mendocinos deben estar atentos, ya que la estabilidad de la city local y el precio de los alimentos dependen de cómo se resuelva este conflicto internacional.
