La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) ha dado un paso gigante en su capacidad de control fiscal con el lanzamiento de un nuevo software de monitoreo que generó un estado de miedo justificado entre contribuyentes, especialmente en aquellos con ingresos variables o no declarados.
La «nueva herramienta de la AFIP» no es un inspector físico, sino un algoritmo que cruza datos de distintas fuentes: movimientos bancarios, compras con tarjetas de crédito, gastos en el exterior, facturación electrónica y hasta actividad en plataformas digitales de pago. La capacidad del sistema de detectar inconsistencias entre ingresos declarados y gastos reales es inédita, lo que es el principal motor del miedo.
El miedo se concentra en los «movimientos sospechosos de dinero». La AFIP ahora puede identificar patrones anómalos, como ingresos repentinos no justificados o un nivel de gastos de vida que supera con creces la categoría de monotributo o el sueldo declarado. El gap de curiosidad se centra en que este control es invisible hasta que llega la intimación.
Para los profesionales mendocinos que trabajan con el exterior o que facturan servicios a través de plataformas, la AFIP tiene ahora la capacidad de detectar ingresos que antes eran difíciles de rastrear. Esto obliga a una sinceración fiscal inmediata para evitar multas y procesos judiciales costosos.
La promesa de la nota es cumplida al exponer el poder del nuevo software y las consecuencias de tener inconsistencias. El miedo no es a la AFIP, sino a la falta de justificación de los movimientos de dinero que, gracias a la tecnología, ya no tienen dónde esconderse.




