Estreñimiento Crónico. Millones de personas en el mundo sufren en silencio las molestias y el dolor del estreñimiento crónico, un trastorno que afecta seriamente la calidad de vida y la salud intestinal. La respuesta tradicional suele recaer en laxantes químicos, que a largo plazo pueden generar dependencia y debilitar la función natural del intestino. Sin embargo, la ciencia tiene una noticia que promete un gran alivio: la solución más efectiva se encuentra en una fruta común, el kiwi.
Una serie de estudios clínicos internacionales, replicados y analizados por la Licenciada en Nutrición Martina Cortés Moschetti, han revelado que el kiwi es mucho más que una fuente de vitamina C; es un poderoso agente natural para combatir el estreñimiento crónico gracias a una combinación única de componentes. El secreto reside en dos factores.
En primer lugar, su alto contenido de fibra soluble e insoluble actúa como una esponja en el tracto digestivo, añadiendo volumen a las heces y facilitando su tránsito sin la agresividad de otros alimentos. Pero el componente estrella es la actinidina, una enzima proteolítica exclusiva del kiwi. La actinidina no solo ayuda a descomponer las proteínas de otros alimentos, sino que también promueve la motilidad gastrointestinal, es decir, el movimiento natural del intestino que empuja los desechos.
La promesa de valor de esta nota es la dosis exacta. Los estudios sugieren que consumir dos kiwis medianos al día (preferentemente con la piel, que contiene la mayor concentración de fibra), proporciona el estímulo necesario para regular el tránsito en personas que sufren de estreñimiento crónico funcional. Lo importante es la constancia: no se trata de una cura mágica, sino de integrar este hábito a la dieta diaria.
Para los mendocinos, con una dieta rica en carnes y harinas, integrar el kiwi puede ser un cambio de juego que evite el recurso constante a fármacos. Este descubrimiento no solo es un hallazgo dietético, sino una demostración de que a veces, la medicina más efectiva está en la naturaleza. Finalmente, un alivio sabroso y natural contra un malestar que ya no tiene por qué ser crónico.




