Guerra PJ. El peronismo amaneció este lunes envuelto en un incendio interno que amenaza con implosionar el espacio antes de fin de año. La derrota en las elecciones legislativas de la Provincia de Buenos Aires, un territorio que consideraban inexpugnable, fue el detonante de una guerra PJ total entre las distintas facciones. La indignación de la tropa y la dirigencia se centró en un solo nombre: Axel Kicillof.
Mientras el Gobernador bonaerense minimizaba el resultado con un análisis que muchos tildaron de «ingenuo», la dirigencia del Conurbano estallaba en furia. El principal reproche es que Kicillof no logró movilizar el aparato en un territorio donde el peronismo suele ganar por amplio margen, y permitió que el oficialismo nacional se impusiera, aunque sea por la mínima diferencia.
Los Audios Filtrados que Marcan el Quiebre
La tensión se materializó con la filtración de supuestos audios de Whatsapp de intendentes y referentes territoriales, donde se escucha una crítica brutal a la conducción provincial. «No se le puso nafta al aparato del GBA», fue una de las frases que circularon, apuntando a la falta de recursos y mística en la campaña, algo impensable para el peronismo tradicional.
Mayra Mendoza, intendenta de Quilmes y figura cercana al kirchnerismo, fue una de las primeras en marcar distancia, sugiriendo que «la militancia pedía otro tipo de conducción». En el fondo, la guerra PJ es una lucha por la caja y el liderazgo para 2027. La derrota de ayer expone la fragilidad de un proyecto político que dependía de una victoria en Provincia para reordenar la oposición a nivel nacional.
La indignación en las bases peronistas de todo el país es palpable. El sector que responde a la vicepresidenta, Cristina Kirchner, cree que el error fue haber delegado demasiado poder en Kicillof. Hoy, el peronismo enfrenta su peor crisis de los últimos diez años, con un dilema: unirse detrás de un nuevo liderazgo o romperse definitivamente en distintas vertientes provinciales.




