Una operación financiera de una magnitud inédita acaba de ser revelada: el Tesoro de Estados Unidos inyectó dólar al mercado para evitar un shock cambiario. La maniobra, ejecutada con sigilo, es el secreto mejor guardado de la calma preelectoral.
La aparente calma que precede a las elecciones legislativas en Argentina no es resultado exclusivo de la veda o del optimismo local; tiene un componente internacional tan inusual como revelador. Se ha confirmado la noticia de una intervención silenciosa, orquestada desde el Tesoro de Estados Unidos, para inyectar una cantidad significativa de dólar al mercado, con el objetivo explícito de mantener cierta estabilidad cambiaria en la previa a los comicios. Este hallazgo, que generó asombro en los círculos financieros, destapa el secreto que nadie vio venir.
La operación, que habría involucrado la venta de unos 400 millones de dólares por parte del equipo del Tesoro, a cargo de Scott Bessent, no tiene precedentes recientes. Si bien el FMI y otras instituciones suelen monitorear el pulso económico argentino, una intervención directa de esta magnitud, buscando «calmar» el dólar antes de elecciones, sugiere un nivel de preocupación inusualmente alto por la estabilidad del país. El asombro es doble: por la magnitud de la acción y por el motivo detrás de ella. Se especula que Washington busca evitar un colapso cambiario que podría desestabilizar la región y complicar las relaciones futuras con el Gobierno entrante o reelecto.
La estrategia fue de una sutileza quirúrgica, manteniendo la volatilidad a raya sin que la maniobra fuera oficialmente confirmada por las autoridades locales. El secreto reside en que esta inyección de liquidez actuó como un amortiguador, absorbiendo la presión compradora de los argentinos, quienes, históricamente, aceleran la dolarización de sus ahorros en la víspera de cada acto electoral. Los analistas ahora debaten si esta intervención fue solicitada por el Gobierno argentino o si fue una decisión unilateral de EE.UU. para proteger sus propios intereses geopolíticos y financieros en Sudamérica.
El dólar antes de elecciones se convierte así en un campo de batalla invisible. Este secreto desnuda la fragilidad del esquema cambiario local y la dependencia de las decisiones de las potencias globales para sostener la ilusión de normalidad. Para Box Diario, es vital informar a la audiencia de Mendoza que la estabilidad que ven no es orgánica, sino asistida. La gran pregunta que surge es qué sucederá una vez que se retiren estos “bomberos” financieros. La inspiración de este secreto es la necesidad de un plan económico que no dependa de intervenciones externas para mantener a raya la divisa, un objetivo que sigue siendo el mayor desafío del país.




