Ajuste jóvenes. En medio de la euforia electoral y el desplome del dólar, un informe de la consultora EQUIS reveló un dato económico que debería generar una profunda preocupación social: la generación de jóvenes profesionales y trabajadores argentinos está sufriendo el ajuste jóvenes más cruel e inadvertido de la última década.
El estudio se centró en la franja etaria de 23 a 27 años, aquellos que se insertan en el mercado laboral o que intentan establecerse económicamente. Los resultados son demoledores: sus ingresos reales cayeron, en promedio, un 10% en el último año, superando la caída experimentada por otros grupos etarios.
La Trampa del Empleo Joven en Mendoza
En Mendoza, la situación se agrava por la alta informalidad en ciertos sectores productivos, como el comercio y el turismo. Muchos jóvenes trabajan sin los beneficios de ley (sin aportes ni obra social), lo que los deja completamente expuestos al efecto corrosivo de la inflación. La caída de los ingresos reales no solo impacta en su calidad de vida, sino que dificulta su capacidad de ahorro para proyectos a largo plazo, como acceder a la vivienda propia o financiar estudios de posgrado.
«Son la generación más educada, pero la más precarizada. El ajuste jóvenes es invisible porque no hay despidos masivos, sino una licuación constante de su poder adquisitivo,» explicó el economista Ricardo Torres a Box Diario.
La principal causa es la combinación de inflación alta con la rigidez de los salarios de entrada. Mientras que los trabajadores sindicalizados de mayor antigüedad logran negociaciones paritarias más agresivas, los jóvenes, a menudo en puestos iniciales o freelance, no tienen ese poder de negociación y son los primeros en sentir el impacto del ajuste macroeconómico. La preocupación es que, sin una política activa de estímulo al empleo formal joven y sin un freno a la inflación, esta generación continuará siendo la principal víctima silenciosa del actual contexto económico.
