La estabilidad de Europa, vista desde América Latina, se ha desvanecido en el sector inmobiliario. Una brutal Crisis de Vivienda se expande por las principales capitales, revelando una verdad que golpea de lleno a la clase media global: tus ahorros, por muy grandes que sean, no valen nada frente a la especulación inmobiliaria.
El fenómeno es simple: la oferta no logra seguir el ritmo de la demanda, mientras que la inversión de grandes fondos y el auge del alquiler turístico (como Airbnb) han transformado el derecho a la vivienda en un bien de lujo. El brutal mapa de la Crisis de Vivienda muestra que ciudades como Ámsterdam, Dublín, Lisboa y, crecientemente, Madrid y Barcelona, exigen que un joven profesional destine más del 60% de su sueldo al alquiler.
La Angustia de los jóvenes y familias es palpable. En España, por ejemplo, el precio de compra ha subido un 40% en cinco años, mientras que los salarios se estancaron. El sueño de la casa propia es, para la mayoría, una fantasía inalcanzable.
La Crisis de Vivienda no solo genera Angustia, sino que tiene un profundo impacto económico. Fuerza a las personas a vivir en las periferias, aumentando los costos de transporte y disminuyendo la productividad. El problema es global, pero en Europa, es un fracaso de la política social que priorizó el capital sobre la calidad de vida.
La promesa de valor de esta nota es la toma de conciencia: la Crisis de Vivienda es una lección de que el ahorro por sí solo no garantiza el acceso a la propiedad en un mercado desregulado. El brutal mapa sirve como advertencia: si no se regula la inversión y se frena la especulación, la Angustia se convertirá en un problema social irreversible.




