La relación entre el Gobierno nacional y los mandatarios provinciales ha entrado en su fase más crítica. El presidente Javier Milei habría emitido un ultimátum secreto de 48 horas en la disputa por la Coparticipación, un movimiento de máxima tensión que definirá la guerra final entre Casa Rosada y las provincias. La promesa de valor es revelar el contenido de esta negociación a puertas cerradas.
Fuentes cercanas al círculo presidencial confirmaron a Box Diario que el ultimátum no es monetario, sino legislativo. El Gobierno exige el compromiso incondicional de los gobernadores para la aprobación sin modificaciones de los capítulos clave de la Ley Bases, principalmente en lo referente a privatizaciones y facultades delegadas. A cambio, la Casa Rosada se compromete a restablecer los fondos discrecionales retenidos y acelerar el envío de partidas adeudadas.
Si no hay acuerdo en el plazo estipulado, la amenaza es un recorte masivo de transferencias no automáticas, legalmente amparado en el DNU, llevando el conflicto de la Coparticipación a una confrontación judicial sin precedentes en la Corte Suprema.
La tensión es palpable porque los gobernadores se sienten acorralados. Necesitan los fondos para sostener sus arcas provinciales, pero la aprobación a ciegas de la Ley Bases podría desatar conflictos sociales en sus territorios. La guerra final se juega en la capacidad de Milei de utilizar el poder de la billetera para doblegar el poder político.
Mendoza, en particular, está en el centro de este conflicto de Coparticipación, ya que su gobierno ha sido uno de los más vocales en la necesidad de un acuerdo, pero también uno de los más expuestos a los recortes. La presión es máxima. El ultimátum de 48 horas convierte el debate económico en un juego de ajedrez político: la supervivencia financiera de las provincias a cambio del poder absoluto para el Ejecutivo. El reloj corre, y las consecuencias de la ruptura serán catastróficas.
