El clima dentro del Gabinete Nacional no es de simple desacuerdo; es de franca y abierta hostilidad. La «prueba secreta» a la que hacemos referencia es un Memorándum de Entendimiento (ME) que, si bien nunca se hizo público oficialmente, circuló entre las más altas esferas de seguridad. El documento, que habría sido redactado por un equipo técnico de la cartera de Seguridad, proponía una reestructuración total de la coordinación de fuerzas federales en la frontera. La «filtración» de este ME a medios específicos fue interpretada por Casa Rosada como un intento deliberado de Bullrich de diferenciarse y, peor aún, de minar la autoridad del Jefe de Gabinete, quien había priorizado otra estrategia.
La indignación social no proviene de la discrepancia de políticas en sí, sino de la forma en que se maneja la crisis. Mientras la ciudadanía mendocina padece los aumentos y la inseguridad, los principales funcionarios dedican su tiempo a una guerra de desgaste con documentos internos. La «prueba» de Bullrich no es una bomba legal, sino una herramienta de presión política: evidencia un plan alternativo robusto y bien financiado, contrastándolo con el plan oficial, que es percibido como lento e ineficaz. Al hacer esto, Bullrich obliga a la Casa Rosada a justificar por qué se rechazó un plan que, según los trascendidos, era superior. La ciudadanía se siente rehén de esta puja de poder, donde la seguridad nacional pasa a ser un campo de batalla personal. La nota expone fragmentos clave de este ME no oficial, mostrando el nivel de detalle técnico que lo convierte en una propuesta seria, y cómo su divulgación intencional es el verdadero motor de esta escalada. El resultado es una desconfianza creciente en la capacidad de la administración para gobernar unida.
