La tensión social por la falta de vivienda estalló en el Sur de Mendoza con un violento desalojo de una toma de terrenos que involucró a familias con niños, resultando en heridos y detenidos. La crudeza de las imágenes del operativo policial desató una gran Rabia en organizaciones sociales y una fuerte polémica política.
El problema de la falta de vivienda en Mendoza estalló con un episodio de violencia social en el Sur de la provincia. Un violento desalojo de una toma de terrenos en San Rafael se saldó con heridos graves, detenidos y una Rabia generalizada en la sociedad ante la desproporción de la fuerza policial utilizada. El operativo, que se ejecutó al amanecer, involucró a un gran número de efectivos que se enfrentaron a familias que se resistían a abandonar las precarias viviendas que habían levantado.
El gap de curiosidad es el estado de vulnerabilidad de las familias. La Rabia radica en que la toma de terrenos era habitada, en gran parte, por familias de bajos recursos que habían sido estafadas por supuestos intermediarios que les habían vendido «lotes» en terrenos que eran propiedad privada o fiscal. Es decir, las familias no eran delincuentes, sino víctimas de una doble marginalización. La Rabia se amplificó por la presencia de niños y adultos mayores que fueron expuestos a la violencia del violento desalojo. Organizaciones de derechos humanos y movimientos sociales denunciaron el uso de balas de goma y gases lacrimógenos en un intento de reprimir la resistencia.
La promesa de valor de esta nota es la respuesta política y la situación legal. Box Diario consultó a los abogados defensores, quienes criticaron la falta de una alternativa habitacional ofrecida por el Estado antes de ejecutar el violento desalojo. La Rabia se convirtió en polémica política, con la oposición exigiendo la interpelación del Ministro de Seguridad por el operativo. La toma de terrenos en sí es ilegal, pero la forma en que se resolvió el conflicto es lo que desató la Rabia ciudadana. La justicia ahora deberá investigar no solo la ocupación, sino también el accionar policial y la estafa previa. La Rabia de las familias se traduce en la incertidumbre de no saber dónde dormirán esta noche, con todas sus pertenencias destruidas y sin ninguna solución habitacional a la vista.




