Aceite de Oliva. Mendoza es sinónimo de vino, pero también de oliva. Sin embargo, un nuevo estudio del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en el Centro Regional Cuyo ha encendido las alarmas sobre un fraude masivo y silencioso que está ocurriendo en las góndolas de los supermercados. La investigación revela que al menos el 70% de los aceites vendidos como «Virgen Extra» (AOVE) están siendo adulterados, y lo peor es que esta manipulación tiene consecuencias directas sobre la salud del consumidor.
El fraude consiste en la mezcla de Aceite de Oliva Virgen Extra genuino con aceites de semillas de menor costo, como el de girasol o soja, o incluso con aceites de oliva de baja calidad (lampantes) que fueron refinados químicamente para eliminar el sabor desagradable y luego perfumados para imitar al AOVE. El objetivo es puramente económico: abaratar costos para maximizar el margen de ganancia.
El Engaño a tu Corazón
La indignación es justificada, pues el consumidor paga un precio premium por las propiedades antioxidantes y protectoras del corazón del AOVE, y recibe, en cambio, un producto diluido. Los beneficios clave del AOVE, como el alto contenido de polifenoles y ácido oleico, se pierden en la mezcla. Además, en el proceso de refinación de los aceites de menor calidad, se pueden generar grasas trans o compuestos que, consumidos a largo plazo, son proinflamatorios y aceleran el daño arterial.
La Guía para Detectar el Fraude en Casa
Los expertos del INTA han desarrollado una técnica de detección sencilla que los mendocinos pueden replicar en casa, aunque no es infalible, es un excelente indicador:
- La Prueba del Frío: Coloca una pequeña cantidad de aceite en un vaso pequeño y llévalo al refrigerador. El AOVE, debido a su composición natural, debe comenzar a solidificarse o enturbiarse a baja temperatura. Si el aceite permanece completamente líquido y cristalino después de 30 minutos, es altamente probable que esté adulterado con aceites de semillas.
- La Etiqueta y el Origen: Busca el sello de origen y la fecha de cosecha. Un verdadero AOVE debe indicar la variedad de aceitunas (por ejemplo, Arauco o Arbequina) y preferentemente, un origen local verificable. Desconfía de etiquetas genéricas o aceites que no especifiquen claramente el país de elaboración.
- El Amargor y el Picor: El AOVE de calidad debe tener un leve amargor al final y un picor característico en la garganta al tragarlo. Esto es señal de su alta concentración de polifenoles. Si el aceite es completamente plano y dulce, es señal de que los compuestos beneficiosos han sido neutralizados o diluidos.
Proteger la salud y el bolsillo pasa por dejar de comprar a ciegas. Es momento de exigir transparencia y castigar con la elección de compra a las marcas que se aprovechan de la confianza del consumidor mendocino.




