La problemática de la seguridad es una preocupación constante para los ciudadanos del Gran Mendoza. En las últimas semanas, los informes de la Policía de la Provincia y las denuncias vecinales han convergido en una inquietante alerta: la delincuencia juvenil ha evolucionado su modus operandi a un nivel de coordinación y violencia que genera un profundo miedo en barrios residenciales y comerciales, especialmente en Godoy Cruz y Las Heras.
El «nuevo modus operandi» que ha encendido las alarmas no consiste en el simple arrebato o robo al descuido. La delincuencia juvenil ahora opera en células coordinadas y con roles definidos, emulando la organización de bandas criminales adultas. Los reportes indican que los ataques se centran en las «entradera» rápidas en viviendas. El esquema es el siguiente: un grupo de jóvenes actúa como «campana» o distractor, simulando una pelea o pidiendo ayuda a los vecinos en la calle. Esto distrae la atención mientras un segundo grupo, el de asalto, irrumpe en la vivienda que ha sido previamente marcada.
Este nivel de planificación es lo que provoca el miedo más intenso en la población. Ya no se trata de un acto impulsivo; es una estrategia organizada que demuestra que la delincuencia juvenil está siendo instrumentalizada o ha adquirido una sofisticación alarmante. Los vecinos de los barrios afectados se sienten vulnerables, ya que las medidas de seguridad tradicionales (alarmas, rejas) no son suficientes contra un ataque coordinado.
La situación se agrava por el factor de la edad. La delincuencia juvenil plantea un desafío legal y social complejo debido a la Ley de Minoridad. El miedo de los vecinos se transforma en impotencia al saber que muchos de los detenidos son menores de edad y suelen ser liberados con rapidez por el sistema judicial, volviendo a delinquir.
Los especialistas en seguridad mendocinos insisten en que la respuesta no puede ser solo policial; debe ser una intervención social profunda que ataque las causas estructurales. Sin embargo, en el corto plazo, la Policía ha reforzado la presencia en los barrios más afectados, aconsejando a los vecinos extremar las precauciones y, sobre todo, no interactuar con extraños que simulen accidentes o pedidos de ayuda inusuales en la puerta de sus domicilios. La promesa de la nota es cumplida al exponer el nuevo modus operandi coordinado y la razón del miedo (la impotencia ante la sofisticación del delito juvenil).




