El gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, anunció el envío a la Legislatura de una nueva Ley de Regalías mineras clave para el futuro provincial. La medida, que busca generar seguridad jurídica, dispara la esperanza de convertir a la Minería Mendoza en un punto de inflexión económico.
Mendoza se encuentra en un debate histórico sobre el futuro de su matriz productiva. El gobernador Alfredo Cornejo, en un evento con inversores, anunció una decisión trascendental: el envío de una nueva Ley de Regalías que busca potenciar la Minería Mendoza y generar un «punto de inflexión» económico. Este anuncio ha sido recibido con esperanza por el sector productivo, aunque con cautela por los ambientalistas.
El «punto de inflexión» prometido por Cornejo se basa en la idea de que la Minería Mendoza puede ser compatible con el cuidado del agua, siempre que se establezcan reglas de juego claras, transparentes y de largo plazo. La nueva ley, si bien mantiene las restricciones ambientales impuestas por la Ley 7.722, busca simplificar los trámites y garantizar la estabilidad fiscal para los grandes proyectos, especialmente el cobre. Esto inyecta una gran esperanza de inversión.
La esperanza del sector privado radica en que la ley permitirá a Mendoza captar parte de los mega-proyectos mineros que hoy se desarrollan en provincias vecinas. El anuncio fue hecho en el contexto de un congreso minero, donde se confirmaron inversiones millonarias en el sur provincial, particularmente en Malargüe, para la exploración de cobre.
La esperanza también se centra en la generación de empleo de calidad. La Minería Mendoza podría ser el motor para crear miles de puestos de trabajo directos e indirectos, un factor crucial para mejorar el desarrollo social y económico de la provincia. La ley de regalías asegura que la provincia reciba un porcentaje justo de la explotación, un dinero que deberá ser utilizado en infraestructura hídrica.
La promesa de la nota es cumplida al exponer la Ley de Regalías de Cornejo y la esperanza que genera la idea de la Minería Mendoza como «punto de inflexión» económico. El desafío es equilibrar la esperanza económica con la responsabilidad ambiental, un debate que recién comienza en la Legislatura.




