El corazón comercial de Mendoza, su Centro neurálgico, atraviesa uno de sus momentos más críticos. A pesar de los esfuerzos por incentivar el consumo con planes de cuotas, descuentos agresivos y el uso extendido de la tarjeta, las Ventas no logran repuntar. Esta persistente caída ha generado una profunda preocupación entre los comerciantes y el titular de la Cámara Empresaria de Comercio, Industria, Turismo y Servicios (CECITyS) ha revelado la razón oculta detrás de este fenómeno: la competencia desleal y el «dólar turista» de Chile.
Históricamente, el comercio mendocino ha lidiado con la estacionalidad y la inflación, pero la actual sequía de Ventas tiene un motor nuevo y más peligroso. El reacomodamiento del tipo de cambio, si bien fue inicialmente bienvenido, ha hecho que los precios de ciertos productos en el Gran Mendoza sigan siendo significativamente más altos que en el país vecino. El llamado «turismo de compras» a Chile, que vacía los bolsillos de los mendocinos antes de que lleguen al Centro, es el competidor silencioso que está devastando el mercado local.
La preocupación se intensifica porque la caída en las Ventas se mantiene incluso en rubros que solían ser resilientes, como la indumentaria y la electrónica. El factor «tarjeta» es engañoso: la gente tiene acceso al crédito, pero lo usa en el exterior o lo reserva para bienes esenciales. El comercio local no solo compite con la macro economía; compite con las ofertas de Temu y Amazon que, gracias a la brecha cambiaria y las facilidades logísticas, parecen más atractivas.
Para el comercio del Centro de Mendoza, la única salida a esta preocupante crisis es la innovación. No se trata solo de bajar precios, sino de ofrecer una experiencia de compra y servicios de valor agregado que el cliente no encuentre cruzando la cordillera. CECITyS presiona al gobierno provincial para que se establezcan mecanismos de control aduanero más estrictos y se igualen las condiciones fiscales con los competidores extranjeros. Mientras tanto, la persistente baja de Ventas mantiene a los comerciantes mendocinos en vilo, esperando una solución estructural que les devuelva la esperanza.




