Las moreras son un símbolo de Mendoza, con su sombra abundante y su valor ornamental en las calles. Sin embargo, un brote de la plaga de cochinilla harinosa ha puesto en jaque la salud de estos árboles, obligando al gobierno a iniciar un plan de pulverización masiva que ha desatado una preocupación entre los vecinos y ambientalistas.
La cochinilla harinosa es un insecto diminuto que se alimenta de la savia de las plantas. Su principal característica es una capa algodonosa y blanquecina que la protege de los insecticidas y de la intemperie. El problema no se limita al daño estético de las moreras. El «riesgo oculto» es que la cochinilla harinosa es un vector de la fumagina, un hongo negro que cubre las hojas e impide la fotosíntesis, debilitando el árbol y afectando gravemente a otras especies cercanas.
La preocupación de los vecinos de Mendoza se centra en la toxicidad de los productos de pulverización. Aunque el gobierno asegura que se utilizarán productos de bajo impacto ambiental, la cercanía de los árboles a las viviendas y la posible afectación de mascotas y otros jardines ha generado una alerta. El municipio ha emitido recomendaciones estrictas para que los vecinos cierren ventanas y protejan a sus animales durante las horas de aplicación.
La preocupación es que la plaga de cochinilla harinosa es extremadamente difícil de erradicar por su ciclo de vida y su capacidad para esconderse. Esto obliga a una intervención constante y coordinada, lo que eleva los costos y la preocupación de una posible resistencia a los tratamientos.
La promesa de la nota es cumplida al exponer la plaga de cochinilla harinosa y la preocupación que genera al ser un riesgo oculto (fumagina y toxicidad de los químicos) para la flora urbana. Es fundamental que los vecinos colaboren con el plan de pulverización y sigan las recomendaciones para que las moreras, símbolo de Mendoza, se mantengan sanas.




