El triunfo de Boca Juniors por 3 a 1 ante Barracas Central fue más que tres puntos; fue una resurrección necesaria que acomoda al Xeneize en la lucha por la clasificación a la Copa Libertadores 2026. Tras un primer tiempo apático, el equipo de Úbeda reaccionó con furia en el complemento, y la clave de ese giro histórico fue revelada por el hombre del momento: Milton Giménez.
El delantero, autor de un doblete fundamental y convertido en la gran figura, confesó al finalizar el partido el secreto de la remontada: una arenga simple, pero visceral, pronunciada en el vestuario cuando el marcador indicaba una derrota parcial. «Nos dijimos que estábamos jugando una final. Que no era solo Barracas, sino que era la Libertadores que se nos iba en 45 minutos. Había que poner el orgullo de Boca Juniors sobre la cancha».
Esta frase, que inyectó esperanza y rebeldía, catalizó el cambio de mentalidad. El equipo salió transformado, con una intensidad que borró las dudas del inicio. El gol de Insúa había golpeado fuerte, pero la reacción demostró el temple que el cuerpo técnico venía reclamando.
La remontada se construyó con la eficacia de Giménez, pero también con la genialidad del «Changuito» Zeballos, cuyo ingreso fue el cambio táctico que terminó de quebrar la defensa de Barracas. El «Changuito», con una jugada magistral, asistió a Merentiel para el 3-1 definitivo, asegurando la victoria. Esta actuación colectiva y la confesión de Giménez refuerzan la idea de que la mística Xeneize sigue viva y se activa en los momentos de mayor presión.
Con estos tres puntos vitales, Boca Juniors escaló posiciones en la tabla anual, volviendo a ubicarse en zona de Copa Libertadores. El camino es estrecho y restan pocas fechas, pero el equipo ha demostrado que, cuando se juega con el «orgullo» y la «final» como mentalidad, puede superar cualquier adversidad. El desafío de ahora en adelante es mantener esa intensidad y no depender solo de la desesperación. Giménez no solo anotó goles, sino que también puso en palabras la mentalidad que el equipo necesita para terminar el año con el objetivo cumplido. La Bestia Merentiel lo terminó, pero el delantero central fue quien encendió la mecha.
