La noche del jueves 24 de octubre de 2025 quedará grabada a fuego como la fecha en que David no solo venció a Goliat, sino que lo hizo mostrando un manual táctico que rozó la perfección. Independiente Rivadavia de Mendoza, la humilde Independiente Rivadavia, acaba de escribir la página más dorada de su historia al eliminar a River Plate en la Copa Argentina y sellar su pase a la final del certamen nacional. La victoria por penales, tras un empate 1-1 en un partido vibrante, no fue casualidad. Detrás de la épica hay una estrategia meticulosa y un espíritu que el «Millonario» no pudo quebrar.
El secreto de este milagro tiene nombre y apellido: su entrenador, quien concibió un esquema inquebrantable que anuló por completo las fortalezas de River. En el campo, la «Lepra» no salió a especular ni a colgarse del travesaño; salió a jugar el partido que River no quería jugar. La clave fue una presión alta e inteligente en el mediocampo, ejecutada por un doble cinco incansable que cortó todos los circuitos de juego de la escuadra de Núñez. El primer tiempo fue una lección de orden y contundencia, materializada en el golazo que abrió el marcador y encendió la ilusión mendocina.
La humillación mencionada en el titular no es un término elegido al azar, sino el reflejo de la impotencia que mostró el equipo grande. River, acostumbrado a dominar, se vio ahogado. Su entrenador, visiblemente frustrado, no encontraba las respuestas desde el banco. Los cambios no generaron el efecto deseado, pues la muralla defensiva de Independiente Rivadavia era un reflejo del compromiso y la garra de un equipo que juega con el cuchillo entre los dientes. La eliminación es un golpe durísimo para el club más poderoso del país, pero es una inyección de asombro para el fútbol argentino que siempre mira con recelo a las ligas regionales.
El paso a la final no es solo un logro deportivo, es un bálsamo económico y social para la provincia. El rugido de la hinchada mendocina, que copó un sector del estadio, resonó como un mensaje claro: la pasión del fútbol vive en las provincias. La figura del arquero, un héroe en la tanda de penales, se convierte en un ícono instantáneo de una gesta inolvidable. El plantel demostró que el presupuesto no siempre se traduce en victoria, y que el hambre de gloria y la planificación pueden superar a la calidad individual. Este triunfo catapulta a Independiente Rivadavia a un escenario nunca antes imaginado, esperando ahora el desenlace de la otra semifinal, con la certeza de que Mendoza está más que nunca en el mapa del fútbol grande. El plan funcionó a la perfección y el sueño de la Copa está más vivo que nunca.
