Un informe de modelado climático del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) ha develado el terrible mapa de la sequía argentina, confirmando el escenario más pesimista: cuatro provincias centrales del país enfrentarán condiciones de desertificación tan severas que podrían quedar, funcionalmente, sin agua en tres años. La Preocupación es máxima, y Mendoza, debido a su dependencia del agua de deshielo, se encuentra en una situación de vulnerabilidad extrema.
El estudio, basado en datos de precipitación y evaporación de la última década, identifica al norte de La Pampa, el oeste de Córdoba, San Luis y amplias zonas del este mendocino como los focos críticos. La predicción indica que el balance hídrico neto se volverá irreversiblemente negativo, agotando no solo los reservorios superficiales sino también las napas subterráneas. Esta sequía no es un fenómeno cíclico, sino la manifestación de un cambio climático acelerado.
Para Mendoza, la Preocupación se focaliza en el Río Mendoza y el Río Tunuyán, cuyas cuencas han mostrado caudales históricamente bajos. La matriz productiva vitivinícola, que exige riego constante, se verá forzada a una reconversión drástica. El informe del INTA advierte que las áreas de secano se expandirán rápidamente, obligando a los productores a abandonar tierras que han sido productivas durante generaciones.
Las consecuencias de que estas provincias queden sin agua van más allá de lo agrícola. Se prevé una inminente crisis social: la escasez de agua potable forzará migraciones internas masivas hacia centros urbanos que ya están al límite de su capacidad hídrica. Es una crisis humanitaria anunciada.
El gobierno provincial ha reconocido la gravedad del informe y está implementando medidas de emergencia, como la restricción del riego por turnos más estrictos y la inversión en tecnologías de riego por goteo. Sin embargo, los expertos señalan que la respuesta debe ser nacional y de largo plazo: inversión en desalación, infraestructura de almacenamiento y una ley de protección de humedales efectiva.
La sequía es la mayor amenaza existencial para la Argentina interior. La información del terrible mapa no busca generar pánico, sino conciencia. Es un llamado urgente a la acción ciudadana para reducir el consumo hídrico y una exigencia a la clase política para que priorice la adaptación climática antes de que las previsiones del INTA se conviertan en la dura realidad de una tierra y unas provincias sin el recurso más esencial para la vida.




