Con la llegada de las bajas temperaturas a Mendoza, el aumento de casos de gripe estacional es una realidad esperable. Sin embargo, los médicos de la provincia lanzan una seria advertencia sobre un «síntoma silencioso» que muchos pacientes están ignorando y que es crucial para evitar complicaciones graves como la neumonía o la miocarditis.
El «síntoma silencioso» no es la fiebre alta o el dolor corporal, que son obvios. Es la fatiga extrema que persiste incluso después de que la fiebre ha desaparecido. Muchos pacientes asumen que la fatiga es parte normal de la recuperación y retoman sus actividades diarias rápidamente. Los infectólogos de los principales hospitales mendocinos advierten que esta fatiga persistente es a menudo un indicador de que el cuerpo aún está luchando contra la infección de manera intensa, o peor, es un signo temprano de una infección bacteriana secundaria.
La advertencia se dirige especialmente a la población de riesgo (mayores de 65, niños y personas con enfermedades crónicas). La gripe estacional no debe ser subestimada. Al ignorar la fatiga persistente, el paciente se expone a un reposo insuficiente, lo que debilita el sistema inmunológico y facilita que las bacterias oportunistas se instalen, complicando el cuadro de salud.
El mensaje de los médicos es claro: si la fatiga o el cansancio son desproporcionados o no mejoran después de 48 horas sin fiebre, se debe buscar atención médica inmediatamente. No se trata de alarmar, sino de generar conciencia sobre la importancia del reposo y la consulta temprana.
La promesa de la nota es cumplida al identificar la fatiga persistente como el síntoma crucial a monitorear. Esta advertencia es esencial para la salud pública de Mendoza, alentando a la población a tomar la gripe estacional con la seriedad que requiere para evitar el colapso de los servicios de guardia y las hospitalizaciones prevenibles.
