Huracán Melissa. El Caribe se enfrenta a una amenaza de proporciones históricas. En las últimas horas, el huracán Melissa ha experimentado una intensificación dramática, alcanzando la categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, el nivel más alto y catastrófico. Con vientos sostenidos que superan los 250 kilómetros por hora, el fenómeno meteorológico se dirige directamente hacia Jamaica, donde se ha emitido una alerta roja por inundaciones masivas.
El miedo se ha apoderado de las poblaciones costeras, que están experimentando evacuaciones masivas y el cierre total de aeropuertos y puertos. Los meteorólogos del Centro Nacional de Huracanes (CNH) de EE.UU. advierten que la llegada de huracán Melissa no solo traerá consigo vientos destructivos, capaces de arrasar viviendas de construcción ligera, sino también una marejada ciclónica de consecuencias letales. Las proyecciones indican que el agua podría avanzar varios kilómetros tierra adentro, anegando ciudades enteras.
La peligrosidad del huracán Melissa radica en su velocidad y su potencial para generar lluvias torrenciales que, combinadas con la orografía de las islas, desencadenarán deslizamientos de tierra y torrentes de lodo. Las autoridades de Jamaica, Haití y República Dominicana han movilizado a las fuerzas de seguridad para asegurar refugios y garantizar las rutas de evacuación.
Aunque Mendoza no se encuentra en la ruta directa de este tipo de fenómenos, la noticia es relevante en el contexto internacional y climático. Expertos en climatología destacan que la intensidad y la rápida formación de huracanes como el huracán Melissa es una consecuencia directa del aumento de la temperatura superficial del mar, un indicador clave del cambio climático global. La promesa de valor de esta nota es informar sobre la amenaza inminente y las medidas de prevención.
Las imágenes satelitales muestran una estructura perfectamente definida, la marca inconfundible de un ciclón de categoría 5. La esperanza ahora se centra en que el fenómeno desvíe ligeramente su trayectoria. Sin embargo, para la población de Jamaica, la preocupación es extrema: la historia reciente del Caribe ha demostrado que un huracán de esta magnitud deja una estela de destrucción económica y humanitaria de la que cuesta décadas recuperarse. La comunidad internacional se prepara para la inevitable respuesta de ayuda de emergencia.




