Una nueva ola de robos de cableado de cobre ha golpeado duramente a los departamentos del Este mendocino, dejando a miles de usuarios sin servicio de teléfono, internet y, en muchos casos, alumbrado público. Este delito silencioso y recurrente genera una enorme Frustración en los vecinos.
El robo de cableado de cobre se ha convertido en un flagelo que condena a los departamentos del Este mendocino a la precariedad y al aislamiento. La desesperación de las bandas delictivas por el valor del metal en el mercado negro impulsa una ola de robos nocturnos que ha dejado a miles de usuarios sin servicios esenciales, generando una profunda y creciente Frustración social.
El gap de curiosidad es la inacción de las empresas de servicios. La Frustración es alta porque los robos de cableado de cobre no solo cortan el servicio de internet y telefonía fija, sino que también afectan el alumbrado público en zonas rurales, aumentando la inseguridad. Las empresas proveedoras de servicios, como cooperativas eléctricas y compañías telefónicas, no logran contener los ataques ni ofrecer soluciones de reparación rápidas, lo que profundiza la Frustración de los vecinos de San Martín, Junín y Rivadavia. En algunos barrios, los servicios han estado interrumpidos por más de 72 horas.
La promesa de valor de esta nota es la solución a largo plazo y la denuncia policial. Box Diario explica que la única solución a largo plazo es la migración del cableado de cobre a la fibra óptica, que carece del valor de reventa del metal, pero esta inversión se realiza con extrema lentitud. Mientras tanto, la Frustración se canaliza en denuncias formales ante la policía. Se ha solicitado a la Fiscalía de la Zona Este que se investiguen los depósitos y chatarrerías que compran este material robado, ya que sin un mercado de reventa, el delito se detendría. La Frustración es ver cómo un puñado de delincuentes, motivados por unos pocos pesos, afectan la calidad de vida y la seguridad de comunidades enteras, dejando sin comunicación a enfermos o sin luz a calles enteras. La Frustración seguirá hasta que el Estado y las empresas logren coordinar una estrategia de protección más efectiva.




