El gran avance se centra en la Inmunoterapia Celular Adaptativa, específicamente en una técnica que modifica genéticamente las células T del propio paciente (CAR-T) para que reconozcan y destruyan las células cancerosas. La gran diferencia con la quimioterapia es que esta última ataca indiscriminadamente tanto a las células tumorales como a las sanas, provocando los conocidos y devastadores efectos secundarios. El nuevo Tratamiento cáncer actúa como un «misil guiado» molecular.
Los resultados de la fase II de ensayos clínicos en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center han sido presentados en el congreso de Oncología de la semana pasada, generando una oleada de esperanza. En el caso de leucemias y linfomas específicos, se ha logrado una remisión completa en el 70% de los pacientes que no respondían a ningún otro protocolo. Pero lo más prometedor es su aplicación experimental en tumores sólidos (pulmón, mama, páncreas), donde se está utilizando una nueva variante que introduce micro-ARN que sensibiliza al tumor antes de la infusión de células T modificadas. Si bien la tecnología es muy costosa y aún no está disponible masivamente en Argentina, la noticia es un motor de inspiración y un recordatorio de que la ciencia está cerca de convertir el cáncer en una enfermedad crónica y manejable, dejando atrás los efectos tóxicos de los tratamientos tradicionales.




