La comunidad mendocina sigue de cerca el juicio oral y público contra el conductor ebrio mendoza que, hace dos años, atropelló y mató a una joven madre en Guaymallén para luego fugarse a Bolivia, donde fue finalmente extraditado. La historia es un motor de Indignación colectiva por la impunidad que intentó lograr el acusado. Sin embargo, la familia de la víctima, en un gesto de profunda entereza, ha canalizado su dolor en un pedido que trasciende la simple venganza legal.
En la previa del debate, la abogada querellante reveló el único y más importante pedido de los padres de la víctima a los jueces: que, independientemente de la pena en años, el acusado sea obligado a participar en programas de concientización sobre los peligros de conducir bajo los efectos del alcohol. “No queremos solo que cumpla su condena; queremos que su caso sirva de ejemplo para evitar que otra familia pase por este infierno”, declaró la representante legal. La Indignación se transforma en un clamor por la justicia social.
Este caso, centrado en un conductor ebrio mendoza que se creyó por encima de la ley al huir del país, tiene todos los condimentos para sentar un precedente legal. La fiscalía ha pedido la pena máxima por homicidio culposo agravado, una figura que en Argentina ha ido ganando fuerza para castigar con mayor rigor a quienes manejan con niveles de alcohol en sangre inaceptables. La Indignación se alimenta de los detalles de la fuga y la frialdad del acusado, pero se mitiga con la esperanza de un castigo ejemplar.
El debate judicial no solo se centrará en la prueba de alcoholemia post-extradición y las declaraciones de los testigos presenciales. También se analizará la conducta del acusado posterior al hecho, incluyendo su intento de evadir la justicia en el país vecino. Este tipo de agravantes podría influir en la duración final de la condena, que la familia espera sea una señal clara a toda la sociedad.
La Indignación que genera el caso del conductor ebrio mendoza es el reflejo de una sociedad harta de la violencia vial. El pedido de la familia de la víctima es un llamado a transformar una tragedia personal en una herramienta de prevención masiva, buscando que el dolor se convierta en una lección pública que salve vidas.




