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    Médula: Su hijo murió de cáncer y ella transformó el dolor salvó una vida con una donación de médula

    La historia de Karina Reyna es el testimonio vivo de cómo el dolor más profundo puede ser transformado en la fuerza más poderosa para el bien. Tras la devastadora pérdida de su hijo Agustín, de tan solo 6 años, a causa de la leucemia, Karina no se dejó doblegar por la tristeza. En cambio, canalizó su amor eterno en una misión: organizar campañas anuales de donación de sangre y, crucialmente, de registro de donantes de médula ósea. Este año, esa incansable labor ha dado un fruto extraordinario y ha generado una oleada de inspiración en toda la provincia.

    La noticia que la conmovió esta semana fue un mensaje que llegó desde el INCUCAI: un hombre que se había inscripto en su campaña de registro hace diez años resultó ser 100% compatible con un paciente en Alemania que necesitaba un trasplante urgente. Un acto de inspiración pura. El donante, que ni siquiera recordaba haber dejado sus datos en la jornada organizada por Karina, recibió la llamada que lo convertiría en un héroe anónimo, salvando una vida al otro lado del Atlántico. Este caso subraya la potencia del Registro Nacional de Donantes de Células Progenitoras Hematopoyéticas y la necesidad de aumentar la conciencia sobre este simple, pero vital, acto de solidaridad.

    La compatibilidad genética para la donación de médula ósea es extremadamente baja, similar a encontrar una aguja en un pajar. Por ello, cada nuevo inscripto en el registro global es un potencial salvador. La gesta de Karina, al mantener viva la campaña en memoria de Agustín durante 15 años, ha logrado expandir ese «pajar» y ofrecer una nueva oportunidad de vida a quien más lo necesitaba. Es un triste legado transformado en esperanza; un recordatorio de que la vida de Agustín, aunque breve, sigue impactando positivamente en el mundo.

    La comunidad mendocina debe tomar nota. El proceso de registro es tan simple como donar sangre y firmar un consentimiento. No implica riesgos, y la donación real, una vez que se encuentra compatibilidad, es similar a una extracción de sangre. Este caso de éxito, que une a un donante mendocino con un receptor alemán, es la prueba irrefutable de que la inspiración es contagiosa y que la solidaridad no tiene fronteras. La próxima campaña de Karina será una oportunidad de oro para que más mendocinos se sumen a esta causa y continúen el legado de un niño que, a través del amor de su madre, se ha convertido en un salvador silencioso. El mensaje es claro: donar médula es, literalmente, donar una nueva oportunidad de vida.

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