En un audaz movimiento que redefine la matriz productiva de Cuyo, la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (ACOVI) ha puesto en marcha un ambicioso programa para sustituir el azúcar tradicional por mosto de uva concentrado en la industria alimentaria argentina. Este no es un simple cambio de ingrediente, sino una revolución saludable oculta que tiene el potencial de transformar tanto la salud pública como la economía regional mendocina. La iniciativa, que ya cuenta con el respaldo de grandes empresas, busca capitalizar el excedente de uva y ofrecer una alternativa de edulcorante natural con beneficios nutricionales superiores.
El plan de ACOVI se enfoca en masificar el uso del mosto concentrado, un producto derivado del jugo de uva que retiene las propiedades beneficiosas de la fruta, incluyendo antioxidantes y minerales, a diferencia del azúcar refinada. La inspiración detrás de este proyecto es triple: en primer lugar, atacar el grave problema de salud que representa el consumo excesivo de azúcar; en segundo lugar, dar un valor agregado de alto impacto a la producción vitivinícola, generando una nueva demanda interna y estabilizando los precios de la uva en fresco; y, finalmente, posicionar a Mendoza como líder en alimentos funcionales.
El mosto de uva no solo endulza, sino que aporta fibra y compuestos fenólicos. Las pruebas piloto realizadas en panaderías, fábricas de golosinas y bebidas mostraron resultados excelentes, manteniendo la palatabilidad sin los picos glucémicos del azúcar de caña. La revolución saludable oculta reside en que millones de consumidores podrían estar reduciendo su ingesta de sacarosa sin siquiera notarlo, simplemente porque los productos que consumen a diario han cambiado su formulación. La clave es la versatilidad del mosto, que puede integrarse en galletitas, mermeladas, yogures y hasta en algunos productos cárnicos, como aglutinante.
Este proyecto es una bocanada de aire fresco y una fuente de inspiración para la economía mendocina, ya que abre un nuevo mercado millonario para la industria cooperativa. En un contexto de crisis de rentabilidad para el pequeño productor, asegurar la compra de uva para la producción de mosto representa una garantía de estabilidad. ACOVI estima que la sustitución parcial del azúcar podría significar un aumento de hasta un 15% en la demanda de uva para mosto en los próximos tres años. La clave está en la promoción de sus beneficios funcionales y en la colaboración público-privada para certificar el origen y la calidad del producto. El futuro de la alimentación argentina, más dulce y más sano, podría estar naciendo en los viñedos de Mendoza.




