La AFA confirmó su desafectación de la gira de la Selección sin dar detalles, lo que disparó las alarmas sobre su estado físico real. La rodilla del campeón del mundo es un punto de alta preocupación en Londres.
La noticia cayó como un baldazo de agua fría: Enzo Fernández, el motor de la Selección Argentina y una de las figuras más importantes del Chelsea, fue desafectado de la próxima gira de la albiceleste por una lesión en la rodilla. Si bien el comunicado oficial fue escueto, el silencio que lo rodea ha alimentado una preocupación creciente en la AFA y, sobre todo, en el club inglés. El diagnóstico que lo borró de la lista tiene un componente «oculto» que va más allá de la simple molestia.
Según pudo reconstruir Box Diario, la lesión de Enzo Fernández no se trata de un esguince o un desgarro, sino de una acumulación de estrés en el tendón rotuliano, una dolencia crónica en futbolistas de élite que requiere más descanso que tratamiento activo. El verdadero diagnóstico oculto es la necesidad de una «descarga total» de la zona, una indicación que el Chelsea se resistía a aceptar dada la apretada agenda de la Premier League y las competiciones europeas.
La decisión de desafectarlo de la Selección no fue solo médica, sino también una jugada de ajedrez entre el cuerpo técnico argentino y el club londinense. La preocupación principal del cuerpo médico albiceleste era que un viaje transoceánico y la participación en partidos de alta intensidad pudieran agravar la situación, transformando la tendinopatía en una lesión que requiriera quirófano. La intervención de la AFA, que priorizó el bienestar del jugador a largo plazo, fue clave para forzar la pausa.
Para el Chelsea, la baja de Enzo Fernández es un golpe duro en una temporada ya compleja. El club pagó una cifra millonaria por su pase y el mediocampista es el eje de su sistema. Fuentes cercanas al club de Stamford Bridge confirman que están «en alerta máxima» y han diseñado un plan de rehabilitación intensivo que combina fisioterapia y ejercicios de bajo impacto para fortalecer la musculatura que protege la rodilla.
El mediocampista se perderá los próximos compromisos internacionales, pero el objetivo es claro: recuperarlo al 100% para el tramo final del año. El temor es que la dolencia pueda convertirse en una sombra constante en su carrera. Por ahora, el diagnóstico es de cautela extrema. El tiempo de baja no es solo el necesario para sanar el tendón, sino el que su cuerpo necesita para dejar de sentir la preocupación de una recaída, una verdad simple, pero difícil de asumir para un futbolista de su calibre.




