El fútbol mendocino vibra. Independiente Rivadavia (La Lepra Copa) se encuentra a 90 minutos de escribir una de las páginas más gloriosas de su historia al enfrentar a River Plate por la semifinal de la Copa Argentina. La ilusión de toda la provincia se ha condensado en un sentimiento de esperanza pura, ya que la Azul no solo busca el pase a la final, sino ratificar su excelente momento deportivo en un duelo de David contra Goliat.
El gap de curiosidad radica en el plan táctico con el que el cuerpo técnico buscará la hazaña. La promesa de esta nota es desvelar los tres puntos clave de la estrategia. Conscientes de la superioridad individual de River, la Lepra Copa no apostará por el «tú a tú». El plan se basa en la disciplina táctica y la explotación de dos debilidades históricas del equipo de Núñez:
- Presión Intensa en Salida: Independiente Rivadavia buscará ahogar la creación de juego de River en su propio campo. El objetivo no es robar el balón arriba, sino forzar el error del mediocampo rival.
- Aprovechamiento de la Velocidad Externa: Con carrileros rápidos, la Lepra Copa intentará capitalizar los espacios dejados por los laterales de River, que suelen proyectarse mucho. Los contragolpes serán el arma letal, buscando velocidad en lugar de posesión.
- La Pelota Parada, Arma Secreta: La altura y la ejecución precisa en los tiros libres y córners serán cruciales. Históricamente, River ha mostrado fisuras en el juego aéreo defensivo.
La esperanza no es solo un sentimiento de los hinchas; está cimentada en el rendimiento del equipo durante esta Copa. El camino hasta la semifinal no fue casual, sino la culminación de un proceso que prioriza la solidez defensiva y la inteligencia para golpear en los momentos justos. El cuerpo técnico ha trabajado la mentalidad, enfocándose en la oportunidad más que en la presión.
Para los mendocinos, ver a la Lepra Copa a un paso de la gloria es un motivo de esperanza colectiva. El partido en Córdoba no es solo un evento deportivo; es un símbolo de que, con planificación y corazón, el equipo de Mendoza puede desafiar a cualquier gigante. La estrategia es clara, la motivación es total, y la esperanza de la Azul se mantiene intacta hasta el pitido final.
