El departamento de Las Heras, Mendoza, se encuentra sumido en una profunda indignación tras conocerse los detalles del brutal ataque sufrido por un trabajador de 75 años a manos de dos perros de raza pitbull. El incidente, ocurrido en un galpón de ajos de la zona, ha puesto bajo la lupa no solo la peligrosidad de la raza, sino la negligencia sistemática de sus dueños, una empresa de empaquetado que utilizaba a los animales como seguridad.
La víctima, un empleado con décadas de servicio, sufrió heridas graves en una pierna y un brazo, y su estado de salud es reservado. Sin embargo, lo que ha elevado la bronca vecinal es la revelación de que este violento episodio era una tragedia anunciada. Fuentes policiales y testimonios de residentes cercanos confirmaron a Box Diario que los mismos perros, propiedad de la empaquetadora Lufran, habían atacado al menos a otras tres personas en incidentes anteriores, todos ellos impunes o sin las medidas preventivas adecuadas.
«Esto pudo haberse evitado si la empresa hubiera actuado antes», declaró un vecino que prefirió el anonimato. «Cada vez que veíamos a esos perros sueltos, sentíamos el miedo. Ya habían mordido a un cartero y a otro repartidor. Pero nadie hacía nada». La falta de un cerco adecuado y el uso irresponsable de animales potencialmente peligrosos para fines de seguridad son los puntos centrales de la denuncia que ya investiga la Fiscalía.
El caso es un ejemplo dramático de cómo la inacción y el desprecio por la seguridad ajena pueden tener consecuencias fatales. La legislación mendocina sobre tenencia de perros peligrosos es clara y exige responsabilidades concretas a los dueños, incluyendo la obligatoriedad de tenerlos en espacios seguros y con bozal en la vía pública. La empresa Lufran no solo incumplió estas normas, sino que ignoró las advertencias previas, exponiendo a su propio personal y a terceros.
La comunidad exige justicia y, sobre todo, una respuesta de las autoridades de Las Heras para que se tomen medidas ejemplificadoras. El destino de los animales, que fueron secuestrados por el Juzgado Contravencional, está en debate, pero el foco principal se centra en la responsabilidad penal y civil de la empresa. El hombre de 75 años no solo lucha por sanar sus heridas físicas, sino por la tranquilidad de una vida que se vio cruelmente interrumpida por la indiferencia y la negligencia. Box Diario seguirá de cerca el avance judicial para que esta indignación se traduzca en justicia.




