El dato ha golpeado con fuerza en la comunidad educativa mendocina: cuatro de cada diez aspirantes a ingresar a los prestigiosos colegios secundarios de la UNCuyo reprobaron el examen de ingreso en el área de Matemáticas. Esta cifra no es un simple número estadístico; es una radiografía brutal del estado de la educación preuniversitaria en la provincia y la nación. El ingreso UNCuyo ha actuado como un termómetro implacable que mide la brecha entre lo que se enseña y lo que se espera de un alumno.
Los colegios dependientes de la Universidad Nacional de Cuyo, como el DAD o el Magisterio, son tradicionalmente la cúspide de la formación secundaria. El hecho de que un porcentaje tan alto de jóvenes, presumiblemente entre los más aplicados de la provincia, obtenga menos de 4 puntos en la evaluación revela una falla sistémica que va más allá de la preparación individual. Los padres, docentes y funcionarios se preguntan: ¿qué está fallando en la base de la enseñanza?
El problema se centra, de manera crítica, en el pensamiento lógico-matemático. En un mundo dominado por la tecnología y la información, la incapacidad de resolver problemas y aplicar conceptos básicos de la disciplina se traduce en una limitación directa para el futuro laboral y universitario de estos jóvenes. El fracaso en el ingreso UNCuyo no es un castigo, sino la evidencia de que la formación en niveles inferiores no está siendo efectiva para las exigencias del siglo XXI.
Esta deficiencia no es exclusiva de Mendoza, pero el impacto local es inmediato. Las autoridades universitarias y del Gobierno Provincial se ven obligadas a revisar los currículos de la escuela primaria y secundaria, donde parece haber una desconexión entre el contenido y las habilidades reales que se deben adquirir. Se necesita un cambio de paradigma, dejando de lado la memorización para enfocarse en la resolución de problemas reales y el razonamiento crítico.
La solución urgente, y que promete cambiar el panorama, pasa por una fuerte inversión en la capacitación docente con foco en nuevas pedagogías. Asimismo, la implementación de un sistema de tutorías y apoyo extracurricular en las áreas críticas, financiado por el Estado, podría compensar las deficiencias arrastradas. El verdadero valor de esta noticia no es la crítica, sino la oportunidad que abre: usar el shock de estos resultados para impulsar la reforma educativa más profunda que Mendoza necesita. Si no se actúa ahora, la próxima estadística de ingreso UNCuyo será todavía más preocupante, condenando a toda una generación a la frustración académica y profesional. La responsabilidad es de todos, pero la acción, de los decisores políticos.




